2006-01-19



Estamos retornando a la oficina, con mi jefe, luego de comer.
De la cantina vecina sale un hombre de muy mal aspecto, cincuentón, nariz de borracho y la cara cacariza. Eso sí: bien peinado, muy buen traje, y junto a él una señorita de veintipico, toda emperifollada.
- Qué horror – comento por lo bajo.
- Qué – dice mi jefe.
- La tipa esa, con ese güey. Qué estómago.
- ¿Tú que dices? – pregunta mi jefe en tono de apuesta - ¿Que tiene mucha lana? ¿O una verga gigante?
- Yo digo que mucha lana: por más verga que tenga, no te puedes acostar con alguien con esa cara.
- No te creas. Hay tanta vieja degenerada.

4 comentarios:

Marcos Legaspi dijo...

Si que si...

Yo opino más que tiene una verga gigante. Igual la morra cierra los ojos y se imagina a Brad Pitt

Silencio dijo...

Bueno que Brad Pitt no tiene la piel muy recta que digamos, aunque màs me suena a que si salieron de la cantina a la hora de la comida es que ahy cosas muy sucias y muy misteriosas aunque comunes como la amante que seguro despues le bajara toda la lana o la secretaria que tiene que aguantarle todas sus sandeces ¿porque?, porque la tipa es una Santa que trabaja para èl para mantener a su suegra a la que le salieron ramas en las orejas.

SANTA; SANTA;

Lo-que-serA dijo...

Hay que ser malpensados ¿no? Ahí tienes, una pobre mujer... ¿¡¡cómo se le ocurren esas cosas, Mr. Silence!!? Yo quisiera que me salieran ramas en las orejas. No veas el ahorro en aretes...

Unknown dijo...

ay, no qué tal si es cariñoso