2008-10-27



Tomar vino no es una ceremonia. Tomar vino es una fiesta.

http://www.youtube.com/watch?v=KF46_oZscuc

2008-10-19

Mrs. Harry L. Bradley era una importantísima coleccionista norteamericana de arte contemporáneo. Años antes de morir, ya mayor, donó toda su colección al Museo de Arte de Milwaukee con la condición de que sus piezas se exhibieran en una sala donde ella tuviera las mismas comodidades que en su casa y donde, una vez por semana, pudiera ir a tomar el té con sus amigas y sentirse como en casa. Así fue.
Un día le preguntaron cómo había empezado a coleccionar. Ella dijo: “una noche me invitaron a una importante cena y vi colgado en la pared una pintura muy rara. ¿Qué es eso? – pregunté -. Y me dijeron: “es un cuadro”. “Mmmmm” – pensé – “es algo que yo podría coleccionar…”.
En otra oportunidad le preguntaron cómo elegía las obras que compraba. Ella respondió: “voy a las ferias y le pido a los galeristas que me presten los cuadros que me gustan para tenerlos conmigo durante mi estadía en el hotel. Al final del viaje compro aquellos cuadros con los que me sentí más cómoda”. El entrevistador le preguntó: “¿Y cuáles son los cuadros que la hacen sentir más cómoda?”. “Aquellos que prácticamente no llaman mi atención. Aquéllos que pueden estar conmigo en un mismo cuarto sin estar todo el tiempo diciéndome: ¡mírame! Aquí estoy!’”.

Milwaukee, Wisconsin, agosto 2008



Andy Warhol Campbell’s Soup, 1965. Acrylic on canvas.
Milwaukee Art Museum, Gift of Mrs. Harry Lynde Bradley


Mrs. Harry L. Bradley was a very important American coleccionist of contemporary art. A few years before dying, elderly, she donated all her collection to the Art Museum of Milwaukee on the condition that the exhibition of her pieces of art was in a room where she had the same comforts as she had at home and where, once a week, she could have tea with her friends and feel at home. This is how it happened.
One day somebody asked her how she had begun to collect. She said: ‘one night someone invited me to an important dinner and I saw a very odd painting hanging on the wall. What’s that? – I asked -. And they answered me: ‘it’s a painting’. ‘Mmmmm’ – I thought – ‘that’s something I could collect…’.
In other opportunity somebody asked her how she chose the works of art that she bought. She answered: ‘I go to the art fairs, and I borrow paintings I like from the directors of the art galleries, in order to have them with me while I’m staying at the hotel. By the end of the trip I buy those paintings which made me feel more comfortable’. The interviewer asked her: “‘And which ones make you feel more comfortable?’. ‘Those ones that practically don’t catch my attention. Those that can be with me in the same room without telling me all the time:’ look at me! I’m here!’”.

Milwaukee, Wisconsin, august 2008


Uno de los issues que me molestaron durante mi estadía en Chicago fue el exceso de puntualidad requerida para cualquier evento social, independientemente de la magnitud (incluida una simple cena con amigos). Las anécdotas son innumerables (por ejemplo: hablar a la hora de la cita y decir que “estoy llegando en 10 minutos” y que la persona me contestara “ya me estaba yendo”).
Me quejé de éste fenómeno con un lugareño. Me quejé de este inusual grado de intolerancia.
Él me corrigió: “no se trata de intolerancia: es un tema de inseguridad. En esta sociedad la gente está tan presionada para ser perfecta que si alguien tiene una cita y la otra persona no aparece, lo primero que piensan es que esa persona no quiere verlos, o que no les importa hacerlos esperar porque no son importantes… Ésta crisis se dispara de inmediato, “puntualmente”, y no da cabida a posibilidades como ‘había mucho tráfico’, ‘tuvo un accidente’, ‘su celular se quedó sin batería y no puede avisar que viene demorado’).

James Cahn, septiembre 2008

One of the issues that bothered me while I was staying in Chicago was the excess of punctuality required for any social event, regardless of the magnitude (including a simple dinner with friends). The anecdotes are countless (for example, I called at the appointment’s time explaining “I’m arriving in 10 minutes” and that the person answered to me “I was already leaving”).
I complained about this phenomenon with a local, about this unusual degree of intolerance.

He corrected me: “this is not about intolerance: it’s a self-confidence issue. In this society, people is so pressured to be flawless that if somebody has an appointment and the other person doesn’t show up, first they think that the person doesn’t want to see them, or that the person doesn’t care about making them wait because they’re not important… This crisis shoots immediately, ‘punctually’, and it doesn’t leave any room for possibilities like “there was a traffic jam”, “I had an accident”, “my cell phone’s battery went dead and I couldn’t let you know I was arriving late’).

James Cahn, september 2008

2008-10-18



Hace 30 años (y más) llevar pieles alrededor del cuello era un símbolo de status (y glamour). Con el correr de los tiempos, la conciencia ecológica y la labor de Greenpeace, esto pasó a ser ‘mal visto’. Ahora está de moda viajar muy lejos para adoptar niños huérfanos (preferentemente de una raza distinta a la de los padres) y luego salir fotografiado en las revistas con los niños colgando del cuello (de la misma forma que antes se usaban las pieles).
Máximo González, agosto 2008


Thirty years ago (and more) it was a symbol of status (and glamour) to wear furs around the neck. Lately, with the ecological conscience and Greenpeace work, this became to be ‘frowned upon’. Now there’s a growing trend towards travelling very far to adopt orphan children (it’s better if the race between them and their parents is different) and then being photographed by a magazine with children hanging on their necks (the same way that they wore furs before).

Máximo González, august 2008


This guy in Buenos Aires was giving a dinner in his apartment for a dozen people. He invited his friend, the Brazilian consul, to attend to the dinner. The consul excused himself because he had to take out a diplomat visitor during the evening. The guy inviting suggested that they could both come together to his dinner. 'OK, perfect' said the Brazilian consul.

That evening, the consul and the dipomat visitor arrived with a bottle of excellent wine. Them and the rest of the guests spent a wonderful evening.

When dinner was concluded, the host said: "well... it is going to be 30 dollars each". The diplomat visitor could not believe what was happening. "Were they going to charge every one for the dinner?" He looked at the Brazilian consul in astonishment. One of the guests, sitting right next to the diplomat, thought that he was having some kind of problem understanding Spanish language, so he decided to translate to English and act out some awkwardly exagerated gesture with his hands and said very slowly to the diplomat: "It means you have to pay. You have to pay now!"

Buenos Aires, 2002



La calle está llena de locos que hablan solos.
Hace 20 años, si uno veía a alguien hablando solo en la calle, no había duda: estaba loco.
Si esa persona se acercaba, uno trataba de evadirlo, corría: “es un loco, y está hablando solo”.
Ahora todo el mundo anda de aquí para allá hablando por teléfono a través de sus mini-dispositivos y es tan difícil saber si le están hablando a uno o le están hablando a alguien más. Y lo que es peor: si crees que se están dirigiendo a ti y les contestas, son ellos quien te miran mal y se alejan pensando: “está loco… ¿no se da cuenta que estoy hablando por teléfono?”

Chicago, septiembre 2008



Starbucks es una empresa ícono de las opciones que existen para que todos tomemos la misma mierda pero sintamos que de alguna manera nos diferenciamos del resto.

Cuando yo era chico, uno pedía té o café. Si sabía un poco más, podía pedir expresso. O si era delicado, pedir té de manzanilla. Y ya.


Ahora en Starbucks puedo pedir:


iced tall decaf vanilla latte low-fat delactosed milk unsweetened (café con leche sabor vainilla chico helado descafeinado deslactosado sin azúcar).



***

Starbucks is an icon company of the options that exist for all of us to drink the same shit, but feeling in some way that we are different from the rest.

When I was a child, one asked for tea or coffee. If one knew a bit more, one could ask for espresso. Or if delicate, one could ask for chamomile tea. And that was all. 


Now in Starbucks I can ask for:

iced tall decaf vanilla latte low-fat delactosed milk unsweetened.





Mi amiga y yo estábamos conversando por el chat.
Yo intentaba manipularla haciendo comentarios que le crearan algún sentimiento de culpa.
Ella concluyó: “tu mierda psicológica es arte objeto”.

Soledad Labaca, octubre 2008



“No sé lo que digo. Todo se ensucia cuando lo digo.”

Julio Cortázar, de “Las armas secretas”, 1959

2008-10-16



foto: Ana Gallardo

Estábamos invitados a cenar a su casa y convinimos que todos ayudaríamos a cocinar algo.

A mí me tocó hacer la ensalada. Entonces lavé la lechuga, la corté y la metí en el bowl.


El dueño de casa me vio y exclamó: “¡Qué estás haciendo!”


Corrió a la otra punta de la cocina, abrió el armario y sacó un dispositivo circular que yo nunca había visto en mi vida. Echó allí la lechuga y la centrifugó. El agua se juntó en un vasito.  

Inmediatamente me lo plantó en las narices y me dijo: “Esta agua te la vas a tomar VOS”.


David Dadone, Buenos Aires, 2002


¿Por qué cobran más barato los boletos de avión para niños en los aviones? Deberían cobrarlos el doble, más aún si no tienen edad suficiente para ocupar asiento. El tema con los niños no es un tema de espacio: los niños protestan, lloran, y sus gritos pueden llenar una cabina completa (incluyendo los asientos de primera clase).Creo es éste un momento ideal para introducir esta reforma: ahora que cobran por la segunda pieza de equipaje, por darte un sandwich, por ver una película… ¿por qué no agregar un cargo significativo por subir al avión con niños?

Why do air companies charge children’s tickets cheaper than adults’ tickets? They should charge them twice as much as adults’, specially if they’re not old enough to take a seat. The issue with children isn’t an issue related with room: children complain, cry, and their shouts can fill a whole cabin (including first class seats). I think this is an ideal moment to introduce this change: now that one is charged for a second piece of luggage, for having a sandwich, for watching a movie… why not to add a meaningful charge for going on board with children?



- En mi casa él cocina y yo lavo – dije.
- En mi casa es igual – dijo él -. Pero como a mi no me gusta lavar, siempre comemos afuera.

Jorge Cauz, julio 2008


Conversando sobre el mercado del arte, él me dijo: el ciclo de la idiotez se cierra cuando alguien gasta 120,000 dólares en un cuadro para el cual el artista gastó 50 dólares en el bastidor más 20 dólares en pagarle a un fakir callejero para que le soplara fuego encima; a eso súmale los 500 que la galería gastó en difusión más los 300 que puso para el chupe de la inauguración a fin de habilitarle su delirio (algunos dicen “legitimarlo”, pero para eso se necesita que pase más tiempo).


Chicago, septiembre 2008


2008-10-15


Así como en otras partes del mundo la plática fácil comienza alrededor del clima, en Estados Unidos a la gente abre diálogo hablando de sus alergias. A mí me choca, porque al momento de una cena, por ejemplo, la conversación no empieza a partir de los gustos comunes sino de las limitantes que tendremos a la hora de ordenar un platillo y querer compartirlo.
En dos meses, y sin buscarlos, me encontré alérgicos a:
- la soya (le convidé mi jugo de frutas y me preguntó si tenía soya: ¿por qué chingados alguien le pondría soya a un jugo de fruta?)
- el café (era papá del alérgico al vino tinto)
- los frijoles (éste era chef, y creo que los frijoles en el fondo los percibía como ingrediente para pobres)
- los productos lácteos (decía que se le hinchaba la panza… eso podía llegar a ser “lactose intolerant” pero él dijo ‘alérgico’)
- los mariscos (a ésta la perdoné: hay muchos de esos)
- el vodka (él trabajaba de stripper y cuando le pasaban un trago era muy cuidadoso en preguntar cómo lo habían preparado)
- y la celíaca (que no es alérgica, pero no puede comer ninguna pasta entonces está peor todavía)
Y esto no se limita a los alimentos. Están los alérgicos a:
- el aire acondicionado (ella estaba dando una plática y a los 5 minutos de empezar ya empezó a joder con su catarrito)
- la picadura de insectos (a éste lo había picado una avispa y terminó en el hospital… le tuvieron que hacer electroshock para resucitarlo)
- a los olores (le hice el favor de lavarle la ropa y cuando la fue a usar me preguntó qué jabón y qué suavizante había utilizado… Otro día me subí a su auto y me dijo que el olor de mi colonia no lo dejaba respirar)
- el pelo de gato (de éstos también hay muchos)
- y el gato que era alérgico a los granitos comunes (entonces su patrón le compraba granitos especiales, ¡carísimos!)
Y el más sorprendente de todos: el alérgico al verano. Cuando el verano empezaba se deprimía mucho. El doctor le dijo que era una alergia que podía quitarse tomando sol: entonces él iba a la cama solar todo el año para evitar que el verano lo sorprendiera.
Un día Stephanie me dijo: "yo no soy alérgica a nada".Y yo pensé: - No me desafíes…

2008-10-01



Por suerte, a esta altura de mi vida los comentarios de la gente me gustan o no, me parecen bien o mal, pero no me perturba el hecho de que sean ‘políticamente incorrectos’. Sin embargo, mi sobreexposición a la cultura americana me ha dado la habilidad de detectar (como si tuviera una alarma) el grado de incorrección política que puede tener un comentario.

Me encontraba en la casa de mi amigo, usando la computadora, cuando vino un empleado de mantenimiento a traer algo. Se llamaba “Roger”. Me saludó muy amablemente y me explicó el propósito de su visita. Lo dejé pasar mientras él me preguntaba:
- ¿Usted vive aquí?
- No – le dije -. Es la casa de un amigo.
- Ah. Me parecía – concluyó -. Porque vine esta mañana más temprano y había un hombre blanco.
Mi alarma se encendió: si a la mañana había un hombre blanco, eso me convertía a mí en ‘hispano’, ‘negro’ o ‘asiático’. Cualquier ciudadano o residente permanente de los Estados Unidos lo hubiera acusado de discriminación.

Chicago, septiembre 2008

Luckily, by this stage of my life either I like people’s remarks or not, seem good or bad to me, but I don’t get disturbed by the fact that they would be ‘politically incorrect’. However, my exposure to the American culture has given me the ability to detect (as if I had an alarm) the degree of political inaccuracy that a remark can have.

I was at my friend’s home, using the computer, when a maintenance employee came to bring something. His name was ‘Roger’. He greeted me very kindly and he explained to me the purpose of his visit. I let him enter while he asked me:
- Do you live here?
- No – I said -. It’s a friend’s home.
- Oh! I thought that – he concluded.- Because I came earlier this morning and there was a white man.
My alarm turned on: if there was a white man in the morning, that turned me into an ‘Hispanic’, ‘Black’ or ‘Asian’. Any citizen or permanent resident of the United States would accuse him of discrimination.

Chicago, September 2008