Eran un joven y una señora. Estaban en el metro. Hablaban indígena.
- Juana vichi yana vichi - decía ella.
Qué interesante, pensé.
- Juana vichi yana vichi - repitió.
Siempre, en un idioma desconocido, parece que la gente dice algo interesante.
Ellos tenían ropa típica, colores vivos, indumentaria cómoda. ¿De qué pueblo perdido vendrían?
El joven se deja convencer por la señora. Abre su morral y saca una Coca-Cola de 600 ml, empezada, y se la muestra.
Ella insiste:
- ¡Tojuana vivi vichi!
Hasta que él saca otra botella igual, con un poco más de líquido. Ella sonríe y se la arrebata de las manos.
Los dos beben; cada uno de la suya.
México DF, mayo 2007
Sin título, 2008, Haydeé Rovirosa,
arte güichol sobre botella de Coca-Cola
7 comentarios:
Chale con las transnacionales y la forma en que han invadido hasta las "raices" de varias sociedades...
Lo peor es que México es de los países que más consumen refresco.
Jajaja en algun pueblo de Chiapas, yeah San Juan Chamula tomaban una bebida x, alcoholica y aguardientosa en sus ritos semipaganos, cuando fui a conocerlo, ya la mitad de la gente lo había cambiado por cocacola, así la unica casa de 4 pisos con alberca era la de la gente de la tiendita. Chale me cacho
Siempre me sorprendes (no soy gay)
Eres muy bueno (supongo que te persiguen los gays)
jeje, abrazos Buenader.
Entre sorpresa, risa y pena se pierde todo en pos de la globalización, la identidad y la cultura, todo tras una botella de un liquido negro que afloja tornillos oxidados, TERRIBLE !!! pero que buen humor para reflejar la realidad diaria.
Jajaja, está muy bueno, jaja,
sniff.
Hola, llegué por aquí via Enrique Escalona, y quise dejarte un comentario, me gustó tu manera de ver el mundo y transmitirlo.
jajaja, cuando pida una coca voy a decir "vichi yana vichi tojuana por favor"
vine vía concharra, bueno tu blog es.
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