2008-01-12


Ella - situación 1

Eran 7 personas sentadas alrededor de una mesa.
Ella, la octava, no se había dignado a acercarse. Estaba aparte del resto, con cara de estar oliendo pescado podrido.
Yo, como director de la actividad, les pedí a todos que, por favor, escribieran en una hoja gigante en blanco (que estaba en el centro de la mesa) qué características debería tener un empleado modelo.
Todos escribieron algo: "responsabilidad", "respeto", "honestidad", entre otros.
La octava no se inmutaba: estaba de brazos cruzados, desencantada de la actividad.
La invité personalmente a pensar en ese empleado modelo: qué era lo que ella quería que tuviera, ya que iba a ser su compañero de trabajo.
A desgano, ella descruzó los brazos, se paró, se acercó a la mesa, escribió "actitud", y volvió a sentarse, y a cruzar los brazos.

Ella - situación 2

Como coordinador de la siguiente actividad, y buscando contagiar el entusiasmo en todos, le pregunté:
- Carmen: ¿tú trabajas con pasión?
- No - respondió. Y no aclaró nada más.

Ella - situación 3

Mientras salían del curso, les agradecí a todos su participación.
Además, les agradecí que hubieran llegado puntualmente, sin que yo hubiera tenido que salir a corretearlos por su respectivos lugares de trabajo.
Ella se acercó a mí y me dijo: "no vinieron solos".
Y se retiró.

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