La que no entiende nada es la señora que vende los panecitos en la playa.
Pasa inmediatamente después de la comida, cuando todo el mundo está que explota.
Y se encabrona porque no le compran.
Yo no pretendo que ella pase cuando a mí se me antoja, pero ella tampoco puede pretender que yo administre un deseo que tendré, eventualmente, dentro de 4 horas.
Pie de la Cuesta, 19/11/2007
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