2008-08-22



Estaba en el autobús de larga distancia y tenía un poco de ganas de ir al baño (aunque no tantas). Decidí esperar a tener ‘muchas’ ganas, porque con eso de que el autobús se mueve tanto y el baño es tan pequeño, uno se desconcentra y corre el riesgo de ir hasta el baño y no hacer nada o soltar el chorro en un momento inadecuado y mojarse los pies. Así que empecé a tomar agua, y café, y refresco. Al rato ya tenía ‘muchas’ ganas de hacer pis. “Estoy listo”, pensé. Me paré de mi asiento, me di vuelta mirando hacia el fondo del autobús, y descubrí que no tenía baño.

Carretera México-Puebla, marzo 2008

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