La chica le pidió al mesero que le cambiara el platito del café pues se le había volcado un poco. Él, muy sonriente, se lo cambió (“está contento o le coquetea”, pensé).
Luego yo lo llamé y le pedí que me re-calentara mi sandwich. Él, muy sonriente, lo recalentó y me lo trajo (“le gusta satisfacer al cliente”, pensé).
Más tarde, cuando me iba vi que estaba limpiando las mesas con un trapo y lo hacía muy sonrientemente (“tiene la cara así”, confirmé).
Alemería, España, junio 2008
No hay comentarios.:
Publicar un comentario