En Ciudad de México en 2004 había una publicidad gráfica en las calles, en la cual aparecía una muñeca inflable sentada a un escritorio en una oficina. Detrás de ella, un hombre que parecía su jefe se aproximaba con sonrisa libidinosa.
- Es muy fuerte – le dije a un amigo de la oficina -. ¿Cómo entiendes esa publicidad?
- Pues que aunque sea una muñeca inflable, no la puedes acosar.
Roberto Aguilera, México DF, 2004
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