Maurizio Pollini, pianista, entró al escenario caminando rápido, sacudiéndose las manos como si recién se las hubiera lavado. Se sentó y comenzó a tocar (“¿con las manos mojadas?”, pensé). En realidad era el impulso que traía, lo que le permitía tocar la pieza que tocó con la velocidad y la destreza que lo hizo.
Maurizio Pollini en la Chicago Symphony Orchestra,
12 de octubre de 2008
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