El 28 de marzo pasado hubo una iniciativa a nivel mundial de “apagar todas las luces para darle un respiro al planeta”. La idea desde un principio me parecía ociosa, pero cuando me enteré de que el Gobierno de la Ciudad iba a colaborar en el proyecto apagando las luces de parques, plazas y monumentos, me pareció una idea enferma: los gobiernos deberían proponer leyes para solucionar el problema energético, no apagar las luces cuando Greenpeace (o quien sea) proponen una movida de este tipo. No les alcanzó con sumarse a la iniciativa (de manera ciertamente improcedente) sino que al día siguiente festejaron y anunciaron por radio cuánta energía habían ahorrado gracias a esta iniciativa.
Las fotos que se ven arriba las tomé al día siguiente del celebrado apagón: el 29 de marzo por la mañana, un día a pleno sol, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. ¿Qué sucedió con el ahorro propuesto el día anterior? ¿La compañía de Luz y Fuerza del Centro los amenazó que si bajaban la facturación por consumo en algún momento iban a tener que recuperarla? ¿Y todo esto es una manera de quedar bien con Dios y con el Diablo?
1 comentario:
Claro... Pero Bueno... El Gobierno de la Ciudad de México!!!! Igual me encantan las fotos... Mucho...
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