No sabía si mi amiga Soledad me había contado una anécdota o yo la había imaginado completamente, en alguna borrachera. Le escribí para preguntarle: ¿tú me contaste que una vez en Uruguay, en un recital de Parchís, tiraron gases lacrimógenos?
Ella me respondió:
“Sí, así fue, más o menos. No me acuerdo de detalles porque tenía 8 años pero estábamos viendo a los Parchís y no sé por qué entraron los milicos al concierto y la gente se puso a cantar "borom-bombom borom-bombom, el que no salta, es un botón" mientras saltaban en las bancas. Después se fue todo al carajo… Yo tenía un yeso en mi brazo porque me había quebrado; me acuerdo que vino un milico y me pegó con una macana y yo puse el yeso. Obvio me sentí una genia.”
Soledad Labaca, 2007
1 comentario:
jajajaja sólo podía venir de ella esa historia. Abz, Aldo.
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