2009-07-31


A raíz de la película uruguaya “La perrera” que recientemente habíamos visto juntos, él me comentó que en la época que había vivido en Córdoba, Argentina, había conocido mucha gente ‘colgada’ que vivía en comunidades pseudo-hippies. Algunos trabajaban poco, otros nada, otros tenía repartidas las responsabilidades del pan, los huevos, la miel… pero lo que era infaltable era que todos tenían su propia provisión o producción de porro. Eso sí que no podía faltar. Para ellos el porro era como la electricidad.

Yo manifesté mi incredulidad: ¿cómo se podía llegar a tal punto de no funcionar por una cosa como ésa?

Él me miró de soslayo y me dijo: “imagínate tú si tuvieras que trabajar sin Internet”.

Callé y pensé en esa pobre gente y la necesidad vital que tenían de porro.

Carretera México-Morelia, julio 2009

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