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Cuando vi la marca del equipaje de mi amigo, pensé: “quizá aquella señora que se quejaba en el mostrador de American en noviembre del ’94 no estaba tan mal…”
El vuelo New York – Miami se había demorado por una tormenta. Encima, todas las maletas se habían quedado a mitad de camino, en la conexión. Una señora porteña estaba indignadísima porque su viaje se complicaba. Con su puño golpeaba el mostrador de American Airlines y le reclamaba, furiosa, a la empleada: “I want my equipage!”.
En aquel entonces yo ya había aprendido bastante Inglés, y sabía que la maleta era “suitcase”, “luggage” o “baggage”.
El vuelo New York – Miami se había demorado por una tormenta. Encima, todas las maletas se habían quedado a mitad de camino, en la conexión. Una señora porteña estaba indignadísima porque su viaje se complicaba. Con su puño golpeaba el mostrador de American Airlines y le reclamaba, furiosa, a la empleada: “I want my equipage!”.
En aquel entonces yo ya había aprendido bastante Inglés, y sabía que la maleta era “suitcase”, “luggage” o “baggage”.
Miami International Airport, noviembre 1994
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