2010-04-08


Mi amigo Gustavo se queja de sus compañeras de trabajo. Todas ellas en edad maternal, no hacen más que traer a la oficina fotos de sus bebés. Mi amigo es soltero, y no le interesa tener niños, por lo cual esta situación se le vuelve cotidianamente tortuosa. Ya optó por aclararles: “si me van a mostrar fotos, elijan las tres mejores, ¡no puedo ver 50 fotos de la misma criatura! Con el babero, sin el babero, con la abuela, en la cuna, en la silla… ¿a quién le interesa?”.


Una de sus compañeras, a pesar de lo claro del mensaje, no lo entendió. Llama a Gustavo a su computadora, para ver una larga serie de fotos de su bebé, que sacó el fin de semana pasado. Él no dice nada. Las mira. Cuando ella termina, él la lleva a su propia computadora y le empieza a mostrar fotos de su gato Rocco. “Acá está en el patio”, le dice, “acá en el sillón, acá se está bañando, acá se durmió…” y sigue mostrándole fotos. Su compañera de trabajo se sonríe. “Ya entendí”, dice, contenta. “No importa”, dice él, “las tenés que ver todas”.

Buenos Aires, marzo 2010

1 comentario:

Gustavo DERFLER dijo...

AAAHHH, jjjaa
Tu entrada me dio una idea, voy a publicar el blog con TODAS las fotos de Rocco y Luna

Saludos