Lo que me encanta de Estados Unidos es que, cuando uno cree que ya conoce las reglas, en realidad no conoce nada. Recuerdo aquellos años en que me enloquecía tener que mostrar una identificación que acreditara que soy mayor de 21, cuando en realidad se ve a claras luces que tengo más de 30. También me acostumbré a los horarios: si no te acuerdas de comprar alcohol antes de las 21 hs, ya no te venden. Pero siempre hay algo nuevo: el otro día entramos con mi amigo a hacer una compra al super, a eso de las 10 de la noche. Entre otras cosas, compramos un pack de cervezas. Llegamos a la caja, depositamos lo que traemos (todo en las manos porque son pocas cosas).
- ¿Todo junto?- pregunta la cajera.
- Sí, yo pago - le digo.
- ¿Puedo ver su ID? - me pide.
- Claro, aquí está.
- Y él de él - agrega, refiriéndose a mi amigo.
- Pero si yo lo estoy comprando - le digo.
- Sí, pero él las estaba cargando.
Conclusión: si un padre lleva a su hijo al super, jamás debería ser asistido en levantar un pack de cervezas (por más que el chico tenga 20 años) porque, a la hora de salir, le van a pedir el documento y ¡¡¡no se las van a poder chupar!!!
Wallgreens, Michigan y Chicago Ave, Chicago, julio 2010