El niño prueba el “vitel toné”. Todos están pendientes de él, a ver si le gusta o no. Tiene 7 años y saben que es un sabor al que probablemente no esté acostumbrado y podría no ser de su agrado.
- ¿Y? – le dice un tío -. ¿Qué gusto tiene?
- Tiene un gusto… - dice el niño, buscando la palabra exacta – mmmh…
La madre, la tía, la abuela, todos, empiezan a acotar: ¿amargo? ¿fuerte? ¿ácido? ¿raro? ¿salado?
El niño los observa, autosuficiente, y cuando se cansan de intentar adjetivos dice:
- Peculiar.
Nicolás Pascoe, Paisandú, Uruguay, diciembre 2011
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