Si bien estoy en contra de que los padres le peguen a sus hijos, creo que hay casos en que una buena cachetada EN EL MOMENTO JUSTO es menos dañina que una discusión.
Llegué a esta conclusión viendo la película “Extremadamente fuerte e increíblemente cerca”, donde la madre y su hijo de 12 años (rebelde y contestador, agobiado por diferentes circunstancias desafortunadas) discuten hasta el punto en que el niño dice algo horrible, que hiere a su madre de una manera tan grave que ella nunca lo podrá olvidar y él se arrepentirá toda la vida de haber dicho eso.
Si ella le hubiera pegado una buena cachetada unas cuantas frases antes, en vez de enroscarse en una discusión que inevitablemente conducía a la agresión verbal, ambos se hubieran salvado del trauma: ella no iba a cargar hasta la tumba por una inocente y merecida cachetada, y él no tendría que lamentar toda su vida la monstruosidad que le dijo a su madre (las cachetadas, bien fácil, se olvidan).
Cinemex Palacio Chino, Ciudad de México, marzo 2012
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