En mi intento de experimentar cómo se veía el Valle de México desde el cerro del Chapulín, subí hasta los miradores del Castillo de Chapultepec. La generosa vegetacion, limitada por un cerco de rascacielos, se nutría de una neblina acerada y una voz cadenciosa que invadía, a todo volumen, los confines de la historia: "Pase y pruebe nuestras enchiladas, chicharrón, tortas, tacos, pollo al pastor, tlayudas, enfrijoladas" (y toda una ristra de platos típicos que parecían chorrear de las copas de los árboles.
Yo pregunto: ¿quién le dio la autorización a ese negocio de anunciar sus platillos a todo volumen, rompiendo la paz del bosque?
Suponiendo que tiene la autorización, ¿nadie le dijo a la que habla por el micrófono "nena: se te oye desde arriba del castillo, ¡bájale tantito!" ?
¿No hay nadie más que yo que se queje?
¿Soy el único volviéndose loco por esta situación desquiciada?
Bosque de Chapultepec, Ciudad de México, marzo 2012
In my attempt to experience how Mexico Valley looked like from Chapulin hill, I climbed up to Chapultepec Castle viewpoint. The generous vegetation, limited by a skyscraper siege, was nourished by a steely mist and a lilting voice that invaded, at full blast, the confines of History: ”Come and try our enchiladas, chicharrón, tortas, tacos, pollo al pastor, tlayudas, enfrijoladas” (and a string of typical dishes that seemed to flow out from tree tops).
I wonder: who gave the authorization to that shop to announce its dishes on full volume, breaking the forest peace?
Assuming that it has the authorization, did nobody tell the one who speaks over the microphone “hey, girl: you’re heard from the castle top, turn the volume down just a little bit!” ?
Isn’t there anyone else but me to complain?
Am I the only one going crazy about this mad situation?
Bosque de Chapultepec, Mexico City, March 2012
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