Normalmente a una escultura, por más abstracta que sea, alguna forma reconocible le termino encontrando (es un ejercicio fútil, odioso, incorrecto, lo sé, pero es más fuerte que yo).
En este caso miré y miré pero no hubo caso. Entonces saqué una foto y me la traje a casa como tarea.
Ahora sí estoy más tranquilo: el bicho de la izquierda es nena y acaba de tomar la primera comunión, el de adelante es un bebé en una bolsa del super junto con 2 paquetes de acelga, y lo de abajo a la derecha es un condón lleno de champignones.
Lobby de la Biblioteca José Vasconcelos, Ciudad de México, julio 2012
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