2013-01-08



Siempre me ha llamado la atención que muchas personas visten prendas que no les quedan.

Luego de una excursión por los alrededores del Eje 1, antes de entrar a Tepito, descubrí que la mayoría de las tiendas con las buenas ofertas no sólo no tienen local, sino que tampoco proveen un espejo o permiten que la gente se pruebe la prenda que compra. Por si esto fuera poco, las grandes ofertas no admiten devolución.

Comprar un pantalón se vuelve así un acto de fe.

Lo que me cuesta creer es que la gente tampoco tenga espejo en la casa, y si lo tiene, decida lanzarse a la calle con su malograda oferta a pesar de la imagen que el espejo devuelve.

Centro, México DF, diciembre 2012

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