Conocimos a
un empleado italiano de un restaurante en París. Nos quedamos hablando con él porque no
sabíamos una palabra de francés para hablar con nadie más. Entonces comenzamos a platicarle del proyecto Changarrito, muy
apasionados, pues acabábamos de volver de su participación en la 55 Bienal de
Venecia. Le explicamos la misión del Changarrito, su colección de arte, la
flamante editorial, cómo había nacido el proyecto, los lugares donde había
estado, entre varios datos más.
Finalmente, le dimos nuestra tarjeta, con el nuevo logo:
El joven
miró la tarjeta intrigado y, juntando las puntas de todos sus dedos, exclamó:
"¿Ma che cosa é il Changarrito?".
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