En la
Universidad del Claustro de Sor Juana viven decenas de gatos que conviven con
los estudiantes y el plantel académico y administrativo. Tienen sus espacios para dormir, comer, e ir
al baño. Una amiga me cuenta que la
herencia de gatos en el Claustro tiene su origen en la mera época de Sor Juana:
ella tenía y cuidaba a una legión de gatos en el convento.
“Claro que
no eran estos mismos”, me aclara.
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