2013-12-16


Hotel 5 estrellas en Jaipur, Rajastan, India.  Llego a la alberca y los camastros están apilados.  Miro alrededor y no hay ningún empleado a quien pedirle uno.  Lo desapilo personalmente, lo llevo junto al agua, y me quedo esperando que alguien venga a ofrecerme algo de tomar.  Nadie aparece.  No hay intercomunicador en el área de alberca, entonces me visto y voy hasta la recepción y pido que por favor envíen a una persona. “Claro”, me dicen. Regreso y espero, espero. Nada. Vuelvo a la recepción. “¿No fue?”. Regreso y espero, espero. Nada otra vez. Decido cambiar de actividad.  Voy al gimnasio y está cerrado.  Me voy con la gente del SPA y les pregunto por qué está cerrado el gimnasio. Me dicen que no está cerrado. “¿Entonces podría alguien por favor abrirlo?”. Espero y esta vez sí, llegan.

Al día siguiente, la misma situación, toda, enterita.

Cabe aclarar que, mientras todo esto sucede, hay un hombre disfrazado de marajá que quiere hacernos teatro de títeres, y al día siguiente hay otro disfrazado de encantador de serpientes que nos quiere hacer magia.

¿Por qué no les dan un disfraz de mesero y que vaya a atender la alberca? ¿O un disfraz de empleado y que vaya a checar que el gimnasio abre cuando tiene que abrir?  Si no, que les den una escoba y que los  manden a la calle a barrer la vereda.  Yo ya no puedo contestarle a nadie más de dónde soy, cómo me llamo, o si estoy casado, si ellos no están dispuestos a traerme una cerveza a la alberca.

Hotel Clarks Amer, Jaipur, Rajastan, India, noviembre 2013

No hay comentarios.: