2015-05-21


En la fonda de Doña Carmen hay un collage de paño lenci (fieltro). Me lo quedé mirando durante toda la comida.

En el año 1980, la maestra de Actividades Prácticas nos encargó comprar paño lenci de diferentes colores para hacer una manualidad.  Sobre un fondo de arpillera, haríamos un dibujo y sobre él pegaríamos los pedazos de paño lenci que fuéramos cortando para hacer nuestra composición.

Recuerdo que, en aquel entonces en Buenos Aires, cualquier pedazo de este material era caro, y a mi madre le costó mucho comprar varios colores.  Aparte de eso, el material me cautivó tanto (su textura, los colores vibrantes, el silencio con el que podía ser manipulado) que no conseguía decidir cuál era el dibujo que quería hacer con mis recortes.  Dilaté mucho la decisión, tanto que no sé cómo pude evitar que la maestra se enojara, pues que nunca llegué a hacer la composición.  Un poco angustiado por cortar un material tan caro, otro poco porque la belleza del material en bruto era tal que no permitía mutilación.

35 años después, en la fonda de Doña Carmen, miro esta escena campestre y me acuerdo de aquel collage de paño lenci que nunca pudo ser.  La situación que lo rodea es tan vívida y su forma tan indescifrable que podría considerarse una pieza de arte abstracto.

Barrio de Monserrat, Buenos Aires, marzo 2015






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