En la
mayoría de las escuelas en México se ha prohibido la venta de comida chatarra a
los niños. Para paliar esta situación y
dar una respuesta a los niños hambrientos de grasas hidrogenadas, estas señoras
que se plantan frente a la puerta de los establecimientos educativos a vender
todos los chicharrones y las salcitas que no se consiguen dentro ¿vienen a ser
como una suerte de revolucionarias, o vienen a rescatar lo bonito de la
tradición?
Xalapa,
Veracruz, abril 2015
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