Mi amigo y
yo hemos tenido una semana complicada.
Nuestro regreso a la ciudad de Corrientes no ha sido todo lo que
esperábamos. La ciudad está más grande,
pero más pobre. Hay zonas por las que se
recomienda no transitar, otras por las que hay que transitar con cuidado,
despojado para evitar tentar al demonio.
Tomamos un
taxi. Mi amigo, quien vivió muchos años
en la ciudad (hace ya casi 20) se queja con el taxista, quien no está dispuesto a reconocer que la ciudad
está desmejorada.
Un poco
arrogante, además de exagerado, mi amigo concluye:
-
Corrientes
se ha vuelto una gran villa miseria a la que le construyeron barrios.
El taxista
no quiere discutir, pero tampoco dar el brazo a torcer.
- Qué se yo – dice mi amigo -. ¿Porque la gente tiene que moverse? ¿Porque en Corrientes la papa está barata?
Ciudad de Corrientes, Argentina, marzo 2015
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