Desde la
puerta de su casa, a los gritos y al borde del llanto, una mujer discute con
una voz de hombre que procede del interior.
“No,
Carlos, no voy a entrar. Ya me has
pegado lo suficiente”.
¿Esto
quiere decir que hay una cantidad de golpes “aceptable” y que su marido la ha
rebasado? ¿O que con lo que le ha pegado ella ya ha entendido y no necesita que
le pegue más?
Me preocupa
que el diálogo de esta señora sirva de modelo, o punto de comparación para
otras vecinas (o sus maridos).
Alicante,
junio 2015
No hay comentarios.:
Publicar un comentario