Hasta que el papá termina de leer lo que se puede y lo que no se puede
hacer arriba de las dichosas ranitas, el nene ya se trepó a la cabeza de todas
las ranas, saltó 3 veces, a la cuarta se tropezó con la pata de una y se
reventó la cabeza contra el árbol (que nada tenía que ver con las ranitas).
Perot Museum, Dallas TX,
agosto 2015
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