Una señora reconoce a otra en el Metrobús. Para ponerse en contexto, le recuerda que
ella es su clienta que tiene su negocio en la calle Palma.
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Ah sí, claro- le responde-. ¿Cómo están sus hijas?
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La mayor ya se casó- le dice.
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Qué bien.
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Tiene 20.
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Qué bien.
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Y tiene un niño.
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Qué bien.
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De 3 años.
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Ah, qué bien. ¿Y todo bien?
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Sí.
No sé qué pensar. Que la señora miente cuando asiente
a esa pregunta o ¿qué quiere saber la otra cuando pregunta ‘todo bien’? ¿Por
qué no saca sus propias conclusiones frente a la evidencia? Quizá la pregunta correcta hubiera sido:
“¿está usted feliz con el rumbo que ha tomado la vida de su hija?”.
Metrobús línea 4, Ciudad de México, marzo 2016
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