2007-03-26



Un ciego avanzaba por el interior del metro. En ese momento, el metro llegó a la estación y alguien se avalanzó para salir, pasando violentamente junto al ciego, empujándolo sin querer. El ciego reaccionó y empezó a golpear con su bastón, pero en vez de golpear al cabrón que lo había sacudido, empezó a golpear a una chava que nada tenía que ver. Ella, pobrecita, quedó desconcertada. El ciego se excusó y dijo: 'perdóneme' - sin saber a quién le pedía disculpas - 'es que cuando me hacen eso, yo reacciono así' - y para ejemplificar cómo reaccionaba (ejemplo totalmente innecesario porque ya todos lo habíamos visto) volvió a tirar tres bastonazos como los que le había acestado a la chava, sólo que ésta vez me pegó a mí. Pidió perdón, nuevamente. Aunque en su boca había una comisura que se levantaba imperceptiblemente y me dejaba adivinar el placer que sentía por su impunidad.
México DF, febrero 2007


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