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Evidencia #1

El metro es un terreno difícil para las mujeres. Sexualmente acosadas (y a veces toqueteadas) por sujetos indeseables.

No por nada, en las horas pico, los dos primeros vagones del metro son exclusivos para mujeres y niños.



Evidencia #2

Durante meses, el metro estuvo empapelado con la cara y el torso de una muchacha que, fotografiada en el vagón del metro, y mirando a la cámara, reclamaba por los derechos de la mujer.

"NO al acoso sexual".

"Las mujeres tenemos derechos: hagamos respetarlos".



Evidencia #3

El Gobierno del Distrito Federal habilitó escaparates en las distintas estaciones de metro, con exposiciones temporales de arte. Esto permite que la gente que viaja en metro y no concurre a centros culturales o vinculados al arte, tenga la oportunidad de ver arte contemporáneo.

Evidencia #4

En el metro Pino Suárez se inauguró una exposición (que hasta hoy no sabía cómo se llamaba, ni de quién eran las fotos, pero ya me enteré que es 'El voyeur del camerino", de Juan Ponce) de una serie de señoras suculentas, con varios años de experiencia, poco o nada de ropa, actitud sensual y poses cabareteras.

Evidencia #5

Me considero un apreciador del arte. Veo en esas fotos una propuesta estética divertida. Las pieles que se están dando por vencidas, los brillos, los escotes, las curvas, la iluminación, la estética ochentera, la decadencia, lo primitivo. Pero dudo de esa visión estética del macho promedio que sube al metro (sobre todo el macho promedio que sube en Pino Suárez).

Preguntas

1- ¿A quién se le ocurre calentar de esa manera a los hombres, 10 segundos antes de subirse al metro, a riesgo de que descarguen su efervescencia sobre las nalgas de una pobre trabajadora que lo único que quiere es llegar a casa sin que le estén apoyando ninguna protuberancia?

2- ¿Quién es el cráneo que coordinó está exposición en un metro TAN popular, a pesar de los esfuerzos del gobierno por apaciguar al macho insistente?

3- ¿Quién es el cráneo que supervisa todo esto?

México DF, 12 de enero de 2007