La obra de teatro no era una obra terminada como tal sino un ‘trabajo en progreso’. La compañía de teatro mostraba cómo, a través de diferentes ejercicios, había ido creando los personajes y las escenas de esta obra que describía al ‘zoológico humano’ con todas sus virtudes y necesidades. Entre los personajes había un hombre-oso-hormiguero, una mujer-urraca, un hombre-perezoso, y todos despertaban grandes risotadas. Además, había un hombre-chimpancé. Éste estaba interpretado por un actor afro-americano y, para mi gusto, era la mejor personificación de todas. No sólo por lo atlético (se subía y bajaba de todos los elementos del decorado con una agilidad increíble) sino también por su humor (su rostro era muy simpático y hacía unas caras y daba unos gritos con los que parecía un chimpancé de verdad). Yo me reí muchísimo con su personaje. Nadie más se rió de él. Podía ser “políticamente incorrecto”.
“Watering hole”, The Dog and Ponny Theater Company,
Chicago Cultural Center, agosto 25, 2008
The play wasn’t finished but a ‘work in progress’. The theater company showed how, through different exercises, they had been developing the characters and the scenes of this play that described the ‘human zoo’ with all its virtues and needs. Among the characters there was an ant-bear-man, a magpie-woman, a sloth-man, and all of them aroused lots of guffaws. Besides, there was a monkey-man. This one was played by an afro-american actor, that I found it to be the best performance of all. Not only for being athletic (he went up and down the scenery with an amazing agility) but also because of his sense of humour (he played faces very funny and he yelled seeming to be a true monkey). I laughed very much with his character. Nobody else did. It might have been ‘politically incorrect’.
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