Ella tenía una forma de ser que era adorable. Suave, bonita, simpática, “easy-going”. Aunque hay que reconocer que una parte importante de su estilo estaba habilitado por un consumo diario ininterrumpido de marihuana.
Su fiesta-despedida fue exitosísima; ella vistió una falda que estuvo cosiendo durante los 6 meses previos a su partida. La falda era una bolsa de zanahorias. La confección no tenía más secreto que el siguiente: la había descosido y la había vuelto a coser (quizá un poquito más ceñida a la altura de las rodillas y la cintura).
Buenos Aires, noviembre 2001
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