Ni en Fátima, Portugal, ni en Luján, Argentina, ni en el Tepeyac, México. A mí la virgen se me apareció, a las 4 de la mañana, en la esquina de Cerrada del 57 y Belisario Domínguez, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Lejos de iluminarme, me encandiló.
México DF, junio 2008
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