2009-03-21




El día de mi cumpleaños fuimos con mis amigos desde Santibañez de la Isla hasta la ciudad de León (España) a festejar. Desgraciadamente tomé mucho champán y, a la vuelta, quizá debido a la velocidad del auto en la carretera, sentí una necesidad urgente de deshacerme de mis contenidos. Abrí la ventanilla, largué todo, volví a meter la cabeza y reposé. Al día siguiente cuando bajé a la cocina por algo de desayunar, vi que el auto de mi amigo tenía una especie de estela color fuego así como la que trae el auto de Meteoro o los coches de carrera súper producidos. Muerto de vergüenza, corrí por una manguera y lavé todo. Mi esperanza era que nadie hubiera notado tan vulgar espectáculo.
Seis meses después, platicando con Diana, una de las presentes en el auto aquella noche, le pregunté si recordaba cuánto nos habíamos divertido aquella noche.
- Claro – dijo ella -. Fue la vez que le imprimiste al auto “la velocidad del vómito”.

Diana Córdoba, febrero 2009

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