2009-06-18



- ¡David Alejandro! ¡David Alejandro! – gritaba la madre.
El niño se había escapado en medio del Aeropuerto de Miami y ella estuvo buscándolo por varios minutos. Finalmente el niño apareció cuando su madre, en pleno ataque de nervios, estaba comenzando a mostrar las primeras lágrimas. Tenía unos 8 años. La miró fijo y le gritó:
- ¡Te lo mereces!
La empleada del Starbucks, con acento centroamericano, concluyó mientras me entregaba mi café:
- A mí, ese mocoso no me trata así.

Miami International Airport, abril 2009

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