2009-08-03



Un muchacho en la caja del bar, que tiene toda la pinta de ser el hijo del dueño, le da órdenes a un mesero apocado, bastante mayor que él:

- Tomá, conseguí cambio – y le da un billete de 100$ -. No vayas al banco, porque ahí te tardás mucho: andá al kiosco o a otro lado. En menos de 10 minutos te quiero acá de vuelta, ¿entendiste?

El señor regresa en aproximadamente 8 minutos.

- Cómo te tardaste – le dice el muchacho, y al advertir su cara le espeta: - ¿qué? ¿no conseguiste?

El señor intenta dar una explicación inaudible y el otro lo interrumpe para decirle.

- Dale, andá al banco, pero no te tardés. Y si hay fila no entrés, metete en otro, ¿ok?

El señor se va y regresa, al fin, con su cambio. Junto a la caja, le va depositando de a uno los billetes al muchacho para que éste pueda ver que el cambio está completo. El muchacho rezonga:

- Dale, más rápido. ¿No sabés contar?

Buenos Aires, mayo 2009

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