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Para despejarme, antes de dormir, prendo un ratito la tele.

Lo primero que aparece es MTV (o Empty V): Beavis and Butthead hacen de las suyas. Beavis se secciona un dedo que sangra sin parar. Se mete el pedazo suelto en la nariz, se ríe, lo pierde. No aguanto: cambio de canal. Hay un documental en el Biography Channel sobre una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos. Están en medio de una escena donde acorralan a un convicto porque parece que trae una navaja en el culo (resultó ser un lápiz). Creo que vi suficiente, pongo una película tipo LOST, y unos jóvenes están discutiendo porque su amigo herido tiene las piernas engangrenadas y, si quieren salvarlo, se las van a tener que cortar (como puedan, pues herramientas no tienen, están en una isla desierta). No pienso quedarme a ver la escena: vuelvo a cambiar de canal. En el NoSéQuéMierda Channel, anuncian que, después de la pausa, van a mostrar cómo, en un inocente video de YouTube, mientras dos niñas bailan con una silla, una de ellas, en un mal movimiento, se mata (pasan una breve imagen, se guardan lo fuerte para después de la pausa). ¡Cambio! Hay un programa que se llama “1000 maneras insólitas de morir”: están describiendo el caso en que un tipo desapareció en el aire por el simple hecho de encender un celular en una gasolinera. Apago la tele.

No duermo hasta las 5:15 AM.

DISH, servicio de televisión por cable, Ciudad de México, abril 2010