Estamos en un concierto de música. Tenemos acceso al área VIP. Llegamos y nos sentamos en unas sillas desocupadas. Viene uno de los organizadores y nos dice que “los asientos son para la gente mayor”. Le decimos que no se preocupe, que cuando la gente mayor venga, nos levantamos y le damos el asiento. Luego viene otra organizadora, y nos dice que “las sillas son para los adultos”. Le decimos lo mismo, que por favor no se preocupen por nosotros. Finalmente, llegan unas señoras. Viene el primero de los empleados a decirnos que ésta es gente mayor y que debemos darles el lugar. Ningún problema: se lo damos. Las señoras tienen quizá 8 años más que nosotros. La diferencia es que seguramente ya tienen 3 hijos y 2 nietos, están vestidas “como señoras” y se ven como tal.
Nosotros estamos engañando al tiempo (exitosamente).
Oaxaca, noviembre 2010
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