Estoy en la fila del banco, en el centro de la ciudad de México. El señor que está delante de mí advierte que soy extranjero y me da plática (para entretenerse y hacer más corta nuestra espera). Empieza a contarme que él es del norte, de un pueblo muy pequeño, cerca de El Yaqui, donde las mujeres son famosas por ser altas y guapas.
“Ya sabe usted que aquí en el DF las mujeres son más…” - no termina la frase. Se me queda mirando como esperando que yo la complete. En otra época de mi vida, yo podía intentar una serie de adjetivos que se me cruzaban por la mente, quizá relacionados con la declaración que él intentaba completar. Pero a lo largo de los años he descubierto que a la gente no hay que ponerle palabras en la boca. Si él quiere decir algo, debe decirlo él. Él debe cerrar su propia idea.
“…son más…” – insiste. Yo no dejo de mirarlo a los ojos. Con la fama de pedantes que tenemos los argentinos, y todo lo que debo hacer y decir para contrarrestar el estereotipo creado, yo no voy a decir si las mujeres del DF son más o menos nada.
El hombre no puede completar la frase. La fila avanza.
Centro Histórico, Ciudad de México, julio 2011
I am standing in line at the bank, in downtown Mexico City. The guy in front of me notices I am a foreigner and starts talking to me (in order to make our wait shorter). He starts telling me that he’s from a small town in the north of the country, a very small one, near El Yaqui, where women are famous for being tall and handsome.
“You know that here in Mexico City women are more…” – he doesn’t end the phrase. He looks at me expecting that I finish it. In another time of my life, I could try a series of adjectives that crossed my mind and might be related with the statement he was trying to make. But years past I discovered that people should not be put words in their mouths. If he wants to say something, HE must say it. He must round up his own idea.
“…they’re more…” – he insists. I don’t stop looking at his eyes. With the stigma of being pedantic that Argentinians have, and all I have to do and say in order to compensate the stereotype created, I am not going to say if Mexico City women are more or less anything.
The man can’t complete the phrase. The line advances.
Downtown Mexico City, July 2011
1 comentario:
jajajajaj como me reii
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