Por experiencia mi amigo sabe que, si pregunta directamente las cosas, la gente responde lo que presume que él quiere escuchar. Y eso le caga. Porque él pregunta porque le interesa saber, no porque necesite complacencia, y le gusta que la gente se explaye.
Decide preguntarle, a un taxista de Puebla, qué piensa él de un pueblito que está a mitad de camino entre Ciudad de México y Puebla:
- ¿Conoce Río Frio?
- Sí – dice el señor, no muy seguro de lo que eso implica.
- ¿Y?
El señor repite:
- Sí.
Mi amigo pregunta:
- ¿Qué hay ahí, eh?
El señor lo mira y sonríe porque realmente no está preparado para ese tipo de pregunta.
- ¿Es un pueblo? – dice mi amigo.
- Sí.
Ya vio que con su método no consigue más información que con el método tradicional, entonces pregunta:
- ¿Y es lindo?
- Sí.
End of conversation.
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