2013-12-16


foto: Maximo Gonzalez

Mi amigo traía un bolso ‘todo terreno’ para andar por India sin preocupaciones.  Allí traía desinfectante para manos, repelente de mosquitos, pañuelos para la nariz, tapones para los oídos, bronceador, sombrero, lentes, cepillo de dientes, toallitas húmedas, y entre otras cosas, papel higiénico.  Cuando bajamos del taxi, el rollo de papel higiénico accidentalmente cayó de su bolso, y rodó bajo el auto que estaba estacionado junto a nosotros.  Él, rápido, se tiró cuerpo a tierra bajo el auto para rescatarlo.  Cuando se levantó, no sólo tenía las manos sino también el pecho impregnado de aquella pátina que caracteriza a la ciudad de Bombay.  Ya no había vuelta atrás, ni producto desinfectante que sirviera para evitar que contrajera cualquier cosa que pudiera haber contraído.

Lo irónico es que el sacrificio lo hizo por un papel ‘higiénico’.

Mumbai, octubre 2013

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