Ya aprendí
a vivir con los malos servicios. A lo
que no me acostumbro es a vivir con la mentira.
MERU Cabs,
una empresa de taxis por teléfono en India, me dio muy buen servicio durante
toda mi estadía en Mumbai. A la hora de
reservar el taxi para llevarme al aeropuerto de regreso a México, no dudé en
solicitar su servicio, el cual fue confirmado y, según su website, los términos
y condiciones de su contrato, y el Times of India! tiene 100% servicio garantizado al
aeropuerto.
El día de
la partida estoy esperando con mis maletas.
Normalmente se reportan 20 minutos antes, para avisar que están en
camino y dar el número de la unidad.
Pero esta vez me llamaron 8 minutos después de la hora convenida, para
decirme que desgraciadamente no tenían auto que me diera servicio. Me puse muy molesto, no sólo porque me
estaban plantando (y no es fácil conseguir un taxi en la calle a hora pico y
con maletas) sino porque: ¿qué había pasado con su 100% de garantía al
aeropuerto? Yo entiendo que un taxi les pueda
fallar – le explico -, pero si es necesario, tienen que dejar varado a otro
cliente para darme servicio a mí, si es que tienen pensado mantener invicto su
100% de garantía. Mientras le estoy
explicando esto, me cuelga. No salgo de mi estupefacción. ¿Qué hago? ¿Vuelvo a llamar y le grito? ¿Le
exijo que me consiga otro taxi? Mejor me
voy a la calle y consigo uno yo. Como
decía Raffaella Carrá en su tema ‘California’: “Llévame hasta el aeropuerto /
que esto empieza a oler a muerto / No te digo ‘adiós’ / decírtelo es decir ‘me
quedo’ “
Mumbai,
noviembre 2013
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