Por
distintos motivos, tanto en Kerala (sur de India) como en Toronto (este de
Canadá) me encontré en situaciones en las cuales, un domingo a las 7 de la
tarde, era imposible conseguir una botella de cualquier bebida alcohólica en
ninguna parte. Primero me desesperé,
luego me enojé, luego me quejé. Todo sin
resultados. Finalmente, me consolé pensando en un futuro imaginario, donde todas
las veces que fuera al súper me muniría de alcohol, y viviría en una casa en la
cual habría miles de escondites para todo tipo de bebidas espirituosas, sólo
para no tener que lidiar con situaciones como ésta en caso de vivir en este
tipo de civilización de manera permanente.
2013-2014
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