El señor de
la inmobiliaria llegó a mostrar el departamento con aliento alcohólico. Estaba
muy apurado por mostrarnos el inmueble y daba la impresión de que tenía que
acudir a otro compromiso. ¿Qué era lo
que realmente lo inquietaba? Si ya
estaba chupando, no debía estar tan ansioso.
Y si lo que quería era seguir chupando, ¿quién de nosotros se lo
impedía? Ya estábamos colaborando bajo
la premisa de que él bebía mientras trabajaba y a nosotros no parecía importarnos.
Alicante,
España, junio 2015
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