La conversación durante el almuerzo gira en torno a la
forma en que se administran las pequeñas y medianas empresas en la actualidad
en Argentina. Un señor que acabamos de
conocer se queja de sus empleados, de su actitud, de su ineptitud, y del
descaro que tienen de hacerle un juicio laboral a su partida. Mi amiga, qué también es dueña de una PYME,
declara que tiene una experiencia y una actitud diferente: a ella su personal
siempre le ha respondido muy bien, y la clave está en el buen trato y en armar
equipo. Mientras dice esto, se me viene
a la cabeza su relato del día anterior, donde describía cómo, enfurecida, había
entrado a su oficina gritando "¿dónde está ese viejo de mierda que vive
agarrándose la pinchila?"
Altamar, diciembre 2015
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