Somos cuatro personas que estamos sentadas
cenando. Dos de los comensales son una
señora con su sobrino, el cual no se está integrando a la conversación a pesar
de que ella lo invita a hablar: lo increpa para que opine, y juzga sus
respuestas con intenciones educativas hasta el punto que él se avergüenza y
vuelve a callar. La tía decide cambiar
la estrategia y dejar que la conversación fluya, a ver si a él se le ocurre
decir algo. Pero él no comenta nada,
sólo calla y bebe.
- No sé si sos consciente de que te estás tomando
porque estás callado, y estás callado por el aburrimiento que nosotros te
estamos provocando.
Se produce un momento de silencio. Intentamos dilucidar si:
·
le está pidiendo que no tome o
·
si va a tomar, que también hable o
·
nos pide que cambiemos de tema para que dejemos de
aburrir a su sobrino que está cayendo en el alcoholismo desmotivacional por nuestra culpa.
Altamar, diciembre 2015
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