No salgo
de mi asombro. Son las 5 de la tarde y,
desde la ventana de mi casa, veo que el señor que llegó al bar a las 10 AM
sigue allí sentado, pasando de café a cervecita, de cervecita a jerez, y así un
poco de todo.
Pasan
algunas horas más, y a las 8:30 PM recibo una visita en mi casa. Le señalo al señor desde la ventana, y le
cuento que lleva 10 horas y media allí sentado, tomando.
-Sí, eso
es muy común en España- me dice.
-Lo sé-
aclaro-, ¿pero no tiene ningún lugar a donde ir?
-Quizá no
quiere regresar a su casa.
-Lo
entiendo, pero ya lleva más de 10 horas.
¡Eso es más de una jornada laboral!
-Quizá
esté de vacaciones.
-Aunque
esté de vacaciones, ¿no tiene otro lugar donde ir?
-Pues eso
es muy común en España- insiste-. Hay clientes que no se van nunca y el dueño
del bar les deja las llaves para que cierren cuando acaben.
Lo miro y
pienso qué es lo que él cree que estoy cuestionando con mi comentario. Él piensa que cuestiono lo insólito, pero yo cuestiono
lo inadecuado.
Salimos de
mi casa. Regreso a eso de la 1:30 AM. El
bar se está cerrando. El señor, que
llegó a las 10 AM, se está retirando, 15 horas y media más tarde. Se sube a su moto y, conduciendo, se va.
Alicante,
España, julio 2016
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