2008-01-12



Ninguna tenía menos de 65 años.
Llegaron juntas, riendo, cada una con su cerveza, y se echaron en la arena.
Se sentaron como dos adolescentes que comparten sus recientes experiencias: una cruzada de piernas, la otra acodada mirándola, jugueteando con su pelo.
Hablaban de amores recientes, del compromiso, del engaño.
Una dijo: "los pecados de tus hijos, aunque estés muerta, a tí te los van a cobrar".
Resignada, la otra asintió con la cabeza y bebió. Luego enterró la botella en la arena con un destello de rebeldía.
A pesar del sobrepeso y la osteoporosis, la cerveza habilitaba el desparpajo con el cual gozaban de su tarde.

Pie de la Cuesta, 19/11/2007

1 comentario:

Lo-que-serA dijo...

¡Qué envidia!