I know it's hard to keep an open heart
when even friends seem out to harm you

El día de mi cumpleaños fuimos con mis amigos desde Santibañez de la Isla hasta la ciudad de León (España) a festejar. Desgraciadamente tomé mucho champán y, a la vuelta, quizá debido a la velocidad del auto en la carretera, sentí una necesidad urgente de deshacerme de mis contenidos. Abrí la ventanilla, largué todo, volví a meter la cabeza y reposé. Al día siguiente cuando bajé a la cocina por algo de desayunar, vi que el auto de mi amigo tenía una especie de estela color fuego así como la que trae el auto de Meteoro o los coches de carrera súper producidos. Muerto de vergüenza, corrí por una manguera y lavé todo. Mi esperanza era que nadie hubiera notado tan vulgar espectáculo.
Seis meses después, platicando con Diana, una de las presentes en el auto aquella noche, le pregunté si recordaba cuánto nos habíamos divertido aquella noche.
- Claro – dijo ella -. Fue la vez que le imprimiste al auto “la velocidad del vómito”.

Diana Córdoba, febrero 2009

Era mi segunda clase de yoga después de un buen tiempo de inactividad. Al principio, el profesor nos hizo presentarnos a todos por nuestro nombre.
Más tarde, en un momento en que los ejercicios se pusieron intensos, y al momento que el maestro nos indicó incorporarnos, mi compañera, a quien era la primera vez que veía en mi vida, hizo un ruido raro que yo sentí como un eructo.
Inmediatamente me volteé a verla y ella, en una especie de éxtasis motivado por el ejercicio intenso y la relajación inmediata, me dijo con una inmensa sonrisa: “¡esto es increíble, Iván!”
Yo me quedé mirándola con una gran duda respecto a qué era lo que más me shockeaba de su persona:
- haberse echado ese eructo sin ningún tipo de remordimiento o
- la velocidad que tenía para hacer amigos.

México DF, 4 de marzo de 2009

Mi amiga manejaba a una velocidad cautelosa. Decía que eso lo había aprendido luego de un gran shock que tuvo muchos años atrás, cuando estuvo a punto de tener un gravísimo accidente después del cual estuvo un año sin animarse a manejar. Ella iba conduciendo el auto con unos amigos, por un camino de cornisa, cuando de repente un camión que venía en sentido contrario se salió de su carril y se le puso de frente. Ante la inminencia de la catástrofe ella llegó a gritar:
- ¡Estrellada o barranca!
Es bueno saber que, siendo que tenía el destino en sus manos, les estaba dando a sus amigos la posibilidad de elegir de qué modo iban a morir.

Nora Carrillo, 5 de marzo de 2009

Era mi primera clase de yoga y, al finalizar, la maestra hizo un discurso sobre las bondades del yoga y el potencial de nuestro acercamiento a una práctica tan milenaria. Para darnos valor, nos sugirió que la siguiente clase lleváramos nuestras inquietudes o propuesta de actividades que deséaramos realizar.
- Yo quiero hacer chacras – dijo una señora, así como quien dice “a mí me gustaría hacer glúteos, o abdominales”.
Yo miré a la maestra a ver qué le respondía. Ella muy elegante dijo:
- Bueno, pero el jueves, porque mañana es miércoles y yo los miércoles no vengo.

México DF, 3 de marzo de 2009

En una cena en Ciudad de México, mi amiga María (argentina) hablaba con una japonesa que se quejaba de que, al llegar a México, a ella le había costado mucho el idioma.
- A mí no – dijo María -. A mí me costó más la cultura que el idioma.
La japonesa la miró sin comprender, y se preguntó si todavía estaba teniendo problemas con el idioma.

México DF, enero 2009

En la avenida Periférico, a la altura del Toreo de Cuatro Caminos (RIP), y con motivo de las obras de ampliación de esta vía “rápida”, el Gobierno del Distrito Federal instaló un cartel que puede leerse cómodamente desde el auto y en punto muerto: “México, ciudad en movimiento”

México DF, febrero 2009

Un blog sin links no es un blog

http://a-linkless-blog-is-no-blog.blogspot.com/

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El Trío Los Panchos también LO NEGARÁ TODO
“No, no y no”, Trío Los Panchos

Trío los Panchos, Vol. 5, estrellado en la calle
Canción 2: No, no y no

Tlalmanalco, Estado de México, 6 de marzo de 2009